La energía renovable en sus diversas formas ha sido utilizada en las actividades humanas desde tiempos inmemoriales. La historia de la raza humana y el progreso de la civilización han tenido mucho que ver con el uso de la energía; sin embargo, en los últimos 200 años ha tenido lugar una rápida transición de un régimen basado en las fuentes renovables de energía hacia aquellas fuentes cuyas reservas son finitas en el mundo. Esto fue una realidad, hasta que en las décadas de los años 60 y 70 algunas voces en diversas partes del mundo plantearon la preocupación acerca de los límites del crecimiento, que cuestionaba la explotación de los recursos finitos de la Tierra como si fuesen inagotables.
Sin embargo, los planteamientos de esta naturaleza fueron rápidamente descartados por aquellos que los vieron como una vana reinvención de la economía Maltusiana, señalando el poder de la tecnología y la innovación. Se argumentó que el cambio tecnológico le ha permitido a los seres humanos la capacidad de contrarrestar la escasez de cualquier insumo en el proceso de producción por medio de la innovación y la sustitución entre los diferentes recursos.
Fue después del choque petrolero de 1973-74, ocasionado por algunas fuerzas geopolíticas inusuales, que el mundo empezó a ver que había límites a los recursos globales, al menos en lo que respecta a la energía. En consecuencia, fue hasta mediados de los años setenta que este campo atrajo fondos y esfuerzos concertados para el desarro llo de medios tecnológicos a través de los cuales las energías renovables no explotadas p
udiesen ser utilizadas en gran escala como posibles sustitutos de los combustibles fósiles. El entusiasmo por el uso de las energías renovables continuó hasta mediados de la década de los ochenta, pero con la caída en los precios del petróleo en 1985 empezó una época con poca relevancia para éstas, que duró casi dos décadas. Aún cuando hoy en día los precios en términos reales del petróleo son menores a los máximos que se registraron a finales de los setenta, éstos han aumentado lo suficiente como para hacer una re-evaluación de las estrategias globales para la producción y el uso de la energía en el planeta. El nuevo interés en las energías renovables también es impulsado por las proyecciones de un aumento en la demanda de energía, particularmente en los Estados Unidos, China e India, además de una percepción de lentitud en el
crecimiento de las reservas mundiales de petróleo y de su capacidad de producción.
La raza humana está, en consecuencia, lista para voltear a ver a la energía renovable en este nuevo contexto, particularmente debido a que una gran parte del crecimiento en la demanda de energía provendrá de los países en desarrollo. Debido a la nueva infraestructura que se está instalando en estos países, y a que las opciones económicas puestas en práctica permiten elegir un uso mayor de las energías renovables, se necesita una discusión seria y a fondo para evaluar las oportunidades que existen en el futuro, a fin de lograr una transición hacia nuevas fuentes de energía,
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