Fuente: Faro

Son 1.000 litros de auténtico oro líquido, que han salido de los 3.500 kilos de aceituna producidos en 80.000 olivos repartidos en 50 hectáreas de plantaciones experimentales en las provincias de Ourense y Pontevedra.

Varios siglos después de que los Reyes Católicos ordenaran talar, por decreto y no se sabe muy bien si por capricho o como represalia por las rebeliones del Reino de Galicia, toda las plantaciones de olivos que habían traído los romanos, esta empresa familia ourensana ha comenzado hace unos años su apuesta para que Galicia recupere su historia olivarera y productora de aceite, con denominación de origen propia.

"Esta primera cosecha es testimonial, no se pondrá todavía a la venta pues esperamos poder contar con una producción que nos permita comercializarlo a partir del próximo año, o en el horizonte máximo de dos años", apostaba ayer José Manuel Pérez, gerente de la empresa.

José Manuel es la segunda generación de Aceites Abril, una empresa familiar que se dedica desde hace más de medio siglo al envasado y comercialización de aceite de olivas adquiridas o bien cultivadas en fincas propias en el sur peninsular y con cifras que quitan el hipo, al superar los 65 millones de litros de aceite en 2010 y un movimiento económico que se disparó por encima de los 55 millones de euros.

Su proyecto de aceite genuinamente gallego que incluye, como explica la empresa "una apuesta por revitalizar el medio rural y darle otras opciones ", ha fructificado en las plantaciones repartidas en terrenos de Verín, Ribeira Sacra, Larouco, Moreiras Pereiro de Aguiar, todas ellas en la provincia de Ourense, así como en Tui, Val do Rosal y A Estrada en Pontevedra.

Pero su apuesta no acaba ahí y para garantizar un creciente volumen de producción de olivos gallega, que permita poder comercializar aceite cien por cien gallego, Aceites Abril ha creado hace un mes el Departamento Agro que asesora a los particulares o mancomunidades interesadas en plantar olivos, garantizándoles además la compra de toda la cosecha, a un precio superior a la media del mercado nacional.

"Mi trabajo consiste en ver las fincas, valorar que es lo más adecuado para plantar, como han de preparar los propietarios el terreno y hacerles un seguimiento para aconsejarles los tratamientos para que la producción sea buena", explica Manuela González, responsable del departamento Agro.

Ya se sabe una cosa, que de las 400 variedades que hay de olivo, explica Manoli, no todas son aptas para el clima gallego y finalmente es la variedad arbequina, de Lerida "la que mejor adaptada para nuestros fríos, heladas y cambios de clima en cualquier punto de Galicia", advierte.

"Tenemos muchas fincas baldías, un rural sin explotar pero allí donde llegó la parcelaria hay fincas grandes y sería muy adecuado este tipo de cultivo", explica la técnico de este nuevo programa. Puntualiza que "para que la producción de olivos se convierta en Galicia en un medio de subsistencia único, habría que hablar de muchas hectáreas de plantación, pero como fuente de recursos añadida a nuestros ingresos, con 300 o 400 olivos, ya podemos conseguir un añadido a nuestra economía.

La plantación empieza a cubrir gastos con la producción del segundo año y al quinto, indica Manoli González, empieza a ser rentable para los propietarios. Además Aceites Abril se compromete a comprarle la cosecha al productor gallego al precio de unos 55 a 60 céntimos el kilo, frente a los 45 céntimos de media nacional.

Pero ayer fue un día grande para Aceites Abril y para la gastronomía de calidad, con la presentación de un nuevo aceite, Gotas de Abril, este no es producido en Galicia, y se dedica a las tiendas y restaurantes gourmet, dado que está elaborado con aceite de oliva virgen extra premium. Comenzará con una producción de 10.000 botellas de 500 milímetros cada una, con un diseño exterior que evoca la piel de la aceituna y un precio de venta en tiendas gourmet de 10 euros la botella. En esta primera edición limitada, está previsto que en esta primera edición cada botella sea numerada